domingo, 9 de agosto de 2009

domingo, 2 de agosto de 2009

Cuentos Ilustrados


Segundo Cuento Ilustrado, Espero les guste.


Junto a la playa hay una pequeña escultura, es una forma abstracta de esas que uno interpreta a su manera, me gusta esa forma de hacer arte, porque así todos quedan contentos porque para todos abra un mensaje y un símbolo en esa roca que para mi no tiene ni pies ni cabeza, pero me sirve de respaldo cuando quiero mirar el atardecer en este bello horizonte.

Hace frío, ya es abril y en la costa corre ese frío de media tarde que hace que las parejas se abracen y los caminantes amen sus abrigos, yo sigo acá sentada en junto a la escultura, el horizonte se vuelve rojizo y luego violáceo, asta que un manto de oscuridad cubre todo, solo las luces de algunos barcos se ven a lo lejos y a mi espalda una ciudad porteña que cada día esta más muerta, ya perdí la cuenta de las horas que llevo aquí, salí en mi hora de colación y se nota que no me echaron de menos, no he escuchado un ruido a mi alrededor desde que salí, siempre que pierdo las ganas de vivir vuelvo a este lugar y observo el mar, me siento tan pequeña y frágil ante su imponente belleza y poder que me hace entender que aun mi vida puede tener un sentido, sino fuera así el mar ya nos hubiera destruido hace mucho.

El mar para mi es como una persona grande que nos abraza y permite vivir, pero, ¿como le digo que ya no tengo ganas, como lo miro a los ojos y le digo que me canse, que solo quiero que me reciba en sus brazos y me convierta en una de sus sirenas?, no tengo valor ni siquiera para eso, me pongo de pie sobre esta figura y miro más allá de lo que la oscuridad me permite, no puedo ver ni mis manos, solo luces pequeñas en el horizonte y tras de mi una ciudad que no me conoce, en 30 años nadie sabe de mi, la oscuridad es tan densa que se puede palpar, recuerdo cuando era niña y me escondía en los grandes roperos del orfanato, eran tan oscuros como este lugar, estiraba mis manos y sentía las telas que me separaban del mundo exterior, la diferencia es que ahora esas telas son interminables, por más que estiro mis brazos no logro llegar al final de ellas, no logro encontrar la salida de esta oscuridad, siento que pierdo el equilibrio, doy un paso adelante, y luego orto, sigo en mi búsqueda desesperada del final de este gran ropero, ya no veo nada, camino en medio de tinieblas que me cobijan, me sostienen y me ayudan a seguir adelante, mis manos siempre adelante tratando de buscar el final de esta tela negra me dicen que no hay final. Entonces miro atrás, siento el mar que acaricia la arena y golpea las rocas muy a lo lejos… al fin puedo ver el mundo desde la perspectiva del mar y no es nada, solo una línea de luz en el horizonte a la que no vale la pena regresar.

Relato Relámpago




Nuevo relato relámpago.


Nos disculpamos por no haber subido material al blog por estos días, espero les guste la subida de esta semana.


Saludos...

Ratón Mishell


Nuestro nuevo e higiénico amigo Mishell, mascotita a la fuerza de Aspirisnoldo, Pronto estará haciendo de las suyas.

Saludos...